Peseta Street Journal

Diario histórico: Leonardo da Vinci

 5 de agosto de 1473  ¡Bello! ¡Bello! El dulce aroma de la tinta llegó hasta mi rostro, no me lo podía creer, tras un largo trabajo y esfuerzo por fin lo había terminado. Mi primer dibujo a tinta y pluma, las lágrimas se me sobresaltaron, ¡bravísimo! me sentía cansado y exhausto pero pese a eso agarré mi obra y fuí a presumir de ella por todo el pueblo como si de oro se tratara. acaricié lentamente el lecho del valle con la mirada mientras bajaba por una tortuosa espiral de escaleras que conducía al pueblo.   11 de octubre de 1494 Hoy, como siempre, me he levantado con el dulce cantar de los pájaros cuando se me ha venido a la cabeza cómo sería volar como uno de ellos. ¿Qué sentirán al rozar las bellas nubes? 3 de enero 1495 Por fin, adorado diario, por fin he logrado mi hallazgo más deseado, un hallazgo que me hará tocar el esponjoso manto de las nubes y oír el agudo canto del aire pasar por mi cuerpo. Hoy, 3 de enero de 1495 yo, Leonardo da Vinci, he alcanzado mi sueño de poder surcar el mismísimo cielo. 20 de junio 1498 Escribo una vez más en este diario. El otro día caminando por el pueblo vi a un par de críos con un tirachinas intentando cazar a un pájaro y me pregunté cuánta potencia se requería para derribarlo. Tras varios minutos más de caminata me hice otra pregunta, ¿cuánta potencia se necesitará para derribar un elefante? Pensando en aquello, se me estremeció el corazón imaginando el sufrimiento de aquel animal, pero a la vez una reluciente chispa me iluminó la sesera. ¡Lo tengo! Me emocioné tanto que el sonido rebotó por todo el pueblo.  11 de octubre 1499  Llevo sin dormir varios días, siento que me voy a desplomar y aquella idea que se me ocurrió en el pueblo es la culpable. Por fin lo he terminado; he conseguido tal hazaña que hasta yo lo considero un avance que revolucionará la cacería y la guerra.    13 de octubre 1499 ¡Qué feliz soy! Casi noto que podría recorrer el mundo entero de una sola zancada, hoy bajé al taller y empecé a trabajar. Mientras construía, notaba como el fino y delicado serrín se me metía en las uñas como si buscasen un cobijo en el que refugiarse. 6 de octubre de 1502 Hoy, paseando por Florencia, me he encontrado a una bella mujer cuyo nombre es Lisa Gherardini, tiene 24 años y está casada con el comerciante Francesco del Giocondo. Nada más verla me asombró el aura de belleza que desprendía, así que me di media vuelta y corrí hacia ella lo más rápido posible y le pregunté si podría convertirse en mi modelo. Me confesó que acababa de perder un hijo pero me dijo que tras recuperarse me mandaría una carta, pues le hacía ilusión y de pequeña soñaba con ser la musa de algún artista.  3 de marzo 1503 ¡Qué ilusión! me ha llegado la esperada carta de aquella mujer que conocí en Florencia. Al leer el mensaje grité de alegría con los ojos llenos de lágrimas, había aceptado mi propuesta.    6 de mayo 1503 Por fin he empezado a pintar el cuadro de la hermosa mujer Lisa Gherardini. Cuando he empezado a pintar, como es habitual, el frescor de la tinta me ha abierto los poros de la cara y apenas podía sostener el pincel. Poco a poco me iba soltando y mis manos arrastraban el pincel por el lienzo como si estuviesen componiendo una partitura mientras mis ojos observaban como si se tratase de una ambrosía la cara de aquella joven. 5 de agosto 1506 Por fin he terminado el precioso y hermoso cuadro. Estoy tan emocionado que a la vez que escribo me quedo exhausto de las ganas que tengo de expresar lo que siento en este momento. En honor a la bella mujer que me ha concedido esta obra llamaré a mi pintura ‘La bella Lisa’, ‘la preciosa Lisa’ o mejor dicho ‘La mona Lisa’. Pablo Álvarez Blanco. 3º ESO

Calle de la Amargura

Para muchas personas, hoy todas las calles son de la amargura. En las ciudades es posible encontrar personas que duermen en la calle. Son gente que no dispone de un lugar acogedor donde vivir y en el que pasar la noche. Cuando se encuentran con estas personas, normalmente pasan de largo, unas veces pensando que no pueden hacer nada para remediar su situación, otras veces sin pensar en nada, con una serena indiferencia. Es un asunto que no les concierne. La calle de la Amargura no es solo una expresión o un dicho gracioso, sino que tiene una historia de Madrid detrás de ella. Aunque hay muchas calles en España con esos nombres, la “original” se sitúa en el centro de la capital del país. La Plaza  Mayor de Madrid, una fantástica explanada llena de la historia de la calle de la Amargura. Nueve arcos que desembocan otras calles, una de ellas el 7 de julio. Una breve callejuela de no más de treinta y cinco metros. Esta discreta calle, hasta mediados del siglo XIX se llamaba calle de la Amargura. ¿Por qué? A continuación las siguientes teorías es el origen de la calle que son muy curiosas de conocer y explorar en ellas y saber su pasado. La primera hace referencia a la Plaza Mayor, ya que antes era ocupada por una laguna y por toda la zona crecían hierbas de sabor amargo. La segunda hace referencia histórica; el momento que Alfonso XI y sus soldados marcharon a Algeciras para luchar contra los árabes. Parece que esta calle fue el combate donde los guerreros se despidieron de sus mujeres e hijos. Ante la desoladora imagen el Arzobispo de Toledo apuntó: ‘Esta es la calle de la amargura’ La última teoría apuntaba de que en esta estrecha callejuela pasaban los prisioneros condenados a muerte en la Plaza de Villa hasta la Plaza Mayor, en su trayecto hacia la cárcel, unos últimos pasos de vida da a una amarga vida.  Pero la principal en la que la gente cree es la segunda, la más lógica, pero es por eso que las leyendas cuentan que así nació la calle de la Amargura. Esta frase ha trascendido su imagen histórica para convertirse en una expresión usada  para describir una ‘situación angustiosa prolongada’. Anteriormente, la calle 7 de julio es reemplazada por la calle de la Amargura, que se sitúa en el mismo sitio en la que se originó. En Jerusalén hay una que tiene un nombre equivalente: la vía o calle dolorosa, por la que según la tradición el Señor Jesús pasó con su cruz a cuestas del Calvario (cuyo lugar se encuentra en la Basílica del santo sepulcro). También está calle trae malos recuerdos que, sólo en la fe en la resurrección, pueden considerarse cargados de esperanza. Hoy en día está llamada actualmente está situada en el mismo lugar que la antigua, siete de julio. “Me traes por la calle de la amargura’’ un dicho gracioso que mucha gente dice sin saber su significado o su por qué.  Ainara Souto Ospina – 3º ESO  

Garcilaso de la Vega, el mejor poeta renacentista

¡Ah!, la dulce poesía renacentista… Pese a lo que opinen otros grandes autores, sin duda es la mejor de todas las épocas habidas y por haber. Pero antes de nada, me presento: soy Garcilaso de la Vega. En primer lugar, quería dar las gracias a mi amigo Juan Boscán,  quien me insistió para que visitara Nápoles y conociera la literatura italiana, que era muy diferente de la castellana. Obviamente, la volví a retomar, al encontrarme con grandes poesías de autores como Petrarca. Era una maravilla tan preciosa como una perla, que te inducía a exponerla sin pensarlo. Con esos endecasílabos hacía que los versos ya no fueran tan artificiales; la mejor época sin duda. Cuando volví a España, ya no podía dejar de pensar en esos metros y estrofas; cambié toda la literatura castellana, cambié la forma de ver y expresar los poemas. Era un Dios de la literatura, y no nos olvidemos de cómo empecé con el nacimiento de todos los versos endecasílabos. Ya no los aceptados hasta el momento, yo firmemente me impuse: una verdadera patraña; versos octosílabos, totalmente pueblerinos, aburridos, descuidados, nada que ver con lo actual. La Edad Media, una forma de fastidiar a la literatura y dejarla en ridículo; siempre poniendo en un pedestal a la religión, eso no puede ser. Sin embargo, la literatura de estas fechas pone en el centro del universo al hombre; a quien se le añade la naturaleza idílica, la mitología, el amor, la ausencia, el paso del tiempo… ¡Esto sí que son buenos temas! ¡Oh, y cómo olvidarnos de mis queridos sonetos, o mi queridísima lira, la estancia o los tercetos encadenados! En su interior, siempre dejaba un hueco para mi musa: mi querida Isabel Freire de Andreani, secreto que pocos sabían, ya que tenía el seudónimo de “Elisa’’, una pastora que se tenía que enfrentar al amor. ¡Arte, puro arte! Y, para ello, tuve que afrontar un presupuesto costoso que mereció mil veces la pena. Sin embargo, dado que yo me llevaba muy bien con todas las personas de la corte — alguien tenía que financiar todos mis proyectos…-, esto pudo hacerse realidad.  Eso me supuso varios problemas que, al final, fueron diminutos en comparación con las ganas que yo tenía de escribir poemas como aquellos, inspirados en el fondo de mi corazón que, finalmente, pudieron ver la luz. Al hacer estos poemas con tanto sentimiento, la recompensa obtenida fue grandiosa. Todo lo demás de la literatura medieval son pamplinas; lo nuevo es mejor, y no es tan desaseado. Además, no es por presumir, pero mis sonetos no contaban con grandes frases para que se pudieran leer mejor. Lo tenía todo pensado y, al final, fui el artífice de una época donde la literatura reinaba entre las artes. Todo gracias a mí y a la literatura de Italia. Desearía vivir toda la vida y poder contemplar la fama de mis obras con el paso de los siglos; sería un sueño hecho realidad. En fin, quien critique esta época que se vaya a la Edad Media; a ver si entonces la literatura era tan impresionante como ahora. Hugo Retamal García – 2ºESO

Gustavo Adolfo Bécquer, el mejor escritor.

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas / en mi pupila tu pupila azul. / ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? / Poesía… eres tú. Me presento, soy Gustavo Adolfo Becquer y esta es mi rima más famosa expuesta en mi obra más importante, el libro “Rimas y Leyendas”, publicado de manera póstuma. Permíteme sumergirte en la belleza de mi escritura a través de esta obra. Esta consiste en una colección de casi 100 poemas líricos que exploran temas como el amor, la soledad y la búsqueda de lo inalcanzable. Intento utilizar una lírica sencilla y profunda para expresar mis emociones más íntimas y que se vean reflejadas en los lectores. En ella también hay una serie de alrededor de 20 relatos en prosa. Estas leyendas están ambientadas en escenarios medievales, pobladas por personajes sobrenaturales como ninfas, y crean una atmósfera misteriosa y onírica que entretiene a cualquiera. Temas recurrentes que incluyen el amor, la muerte y el más allá. De esta forma busco rescatar los buenos valores que había antes en España. Una buena obra no se tiene en cuenta hasta que un lector no la visualiza, y esto es lo que lleva la gente haciendo con mis obras desde mi muerte. Aunque ya había alcanzado cierta fama en vida, mi prestigio creció significativamente después de mi fallecimiento, especialmente tras el labor de mis amigos. Después de mi defunción, mis amigos se encargaron de recopilar y publicar mis Rimas y Leyendas. Otro aspecto importante en el que contribuyeron fue idealizar mi imagen, aunque era conservador en mis creencias políticas, mis amigos, en su mayoría vinculados a partidos progresistas, optaron por silenciar aspectos que posiblemente podrían empañar mi imagen idealizada. Así, fijaron preciosos datos sobre mi vida y difundieron mis escritos, creando una imagen deliberadamente positiva de mí. ¿Por qué a la gente le sigue fascinando leer mis poemas? Sin fardar, mis poemas están cargados de emociones como la nostalgia y la pasión. Mis versos evocan imágenes vívidas en la mente del lector, creando una conexión profunda con las emociones humanas. He logrado una mezcla perfecta entre la realidad y la fantasía, así que, mis  poemas son accesibles y fáciles de entender, lo que atrae a un amplio grupo de lectores. Además, utilizo  metáforas y simbolismos para realzar la belleza de mis palabras. Esto ha llevado a que escuelas y universidades enseñen mis obras a los públicos más pequeños. He dejado un legado importante en la poesía posterior escrita en castellano, en el que muchos autores se han basado, por lo que soy una referencia para muchos. Una vez más, esto hace que concluyamos que mi persona como autor es notable, sustancial y absolutamente superior a otros poetas y novelistas. Para continuar, deberíamos recalcar que soy uno de los escritores más destacados del Romanticismo español, uno de los pocos que lucharon por una respuesta rebelde a la sociedad y la literatura del siglo XVIII, que estaba influenciada por la Ilustración y la burguesía ¿No es la verdad un bien preciado?  La verdad es valiosa y debe ser apreciada, como mi postura es superior a muchos. Ahora sí, es tiempo de irme. Olas gigantes que os rompéis bramando en las playas desiertas y remotas, envueltas entre sábanas de espuma, ¡llevadme con vosotras!  Lidia de las Heras Romero-Hombrebueno – 2ºESO

Calle del Carnero

Esta calle que se ubica en el distrito Centro, concretamente en el barrio de Embajadores y que une la Ribera de Curtidores con la calle de Arganzuela, ya que se sitúa en el corazón del mercado libre de la barriada de Lavapiés, es una de las menos conocidas, pero cuenta con una larga historia detrás. Aunque se encuentre, en la actualidad, con el nombre del Carnero, en el siglo XVII, concretamente en 1656, se conocía por el nombre de calle Nueva, solo que debido a dos relatos  pasó a llamarse del Carnero. La primera leyenda cuenta cómo todos los años los miembros del gremio de los aforadores, que era gente que sabía calcular el valor de las mercancías para luego postar por ellas, sorteaban un carnero a un precio que ellos consideraban justo en las fiestas de San Lorenzo. Otra de las historias que se escuchan sobre ésta, consiste en otra leyenda más escalofriante de otra vía: la calle de la Cabeza. Este relato explica que un sirviente asesinó a su amo cortándole la cabeza, robándole también todas las pertenencias que tenía, para tiempo después huir a Portugal. Al tiempo, un sacristán descubrió el cuerpo del dueño de aquella casa, pero no hubo ningún rastro de su sirviente. Por eso, ese crimen quedó impune, es decir, sin posibles sospechosos y haciendo, así, que este suceso fuese olvidado para siempre. Sin embargo, lo que nadie se esperaba era que el criminal volviera al lugar del crimen, en Madrid solo que disfrazado de caballero. Al dar un paseo por el Rastro que había ese día, se le antojó una cabeza de carnero para cenar. Después de comprarla, se la guardó en su capa. Debido a que estaba soltando un charco de sangre mientras caminaba de regreso a su casa, un policía le preguntó qué llevaba bajo su capa. Él, muy relajado, dijo que llevaba la cabeza de un carnero que acababa de comprar pero, al abrir la capa, no se encontró con nada más y nada menos que con la cabeza de su antiguo amo. La impresión fue tan grande, que él confesó todo el asesinato, y fue condenado a  muerte en la horca que se había instalado reciéntemente en la plaza Mayor de la Villa. Este mito  sobre esta escalofriante vía es el responsable de poner el nombre a la calle del Carnero, ya que el misterio de la cabeza provocó tal sorpresa entre los vecinos, que decidieron dejar de acudir a las carnicerías que el gremio tenía en dicha calle. Ante esa situación, aquellos vendedores fueron  hacia el Ayuntamiento cercano al Rastro para solicitar una callejuela nueva de forma que pudiesen comerciar. Por este motivo, el Ayuntamiento trasladó esas carnicerías a un nuevo callejón  y permitió, de esta forma, que los carniceros pudieran empezar con sus negocios, vendiendo así carnero en las charcuterías. El Ayuntamiento, al ver que la gente ya pasaba por ese callejón para comprar, decidió cambiar el nombre de la vía, por la del Carnero, apareciendo de este modo esta segunda historia. Estas leyendas surgen hace mucho tiempo, pero poca gente las conoce realmente,  puesto que nadie se ha enterado de que alrededor de esta calle, existen éstas.  Cualquiera podría ser cierta, tanto un misterio escalofriante de cómo una cabeza de animal se convirtió en la de una persona asesinada varios años atrás, como cosas más singulares tal que una rifa en la que se vendían carneros. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que esta calle podría llegar a ser muy popular si se conociera bien la historia. Hugo Retamal García – 2ºESO

Callejero histórico. Calle del Marqués de Cubas

La calle del Marqués de Cubas, cuya denominación data del 1 de junio de 1900, une la calle Alcalá con la Carrera de San Jerónimo. La calle del Marqués de Cubas tuvo anteriormente dos nombres. El primero de todos fue el de los Siete Jardines o de los Jardines debido a que a ella desembocaban las entradas a los jardines de varios palacios que tenían sus accesos principales en El Prado. La segunda denominación fue la calle del Turco, a consecuencia de que en el palacio del marqués de Auñón, localizado en esta calle, se alojó en el año 1649 a un importante embajador turco. El nombre actual de la calle, viene dado en honor a Francisco de Cubas y González, un arquitecto y hombre de negocios que murió en 1898. También fue alcalde de Madrid y recibió el título, otorgado por el Papa, de marqués de Fontalba. La peculiaridad de esta calle se debe a que comunicaba el edificio del Congreso de los Diputados y el palacio de Buenavista y además formó parte de la ruta que el presidente del Gobierno, D. Juan Prim y Prats, tomó un 27 de diciembre de 1870 para volver a su casa. Este hecho, explicado más abajo, fue muy relevante en la historia de España. Por esas fechas, el general había conseguido que una nueva casa real se situara al frente del Estado, en la cabeza de Amadeo de Saboya. Pero al parecer no todos tenían los mismos intereses y había que frenar el cambio de la manera que fuese necesaria. Cuando el futuro monarca desembarcaba en Cartagena para dirigirse hacia Madrid, sucedió la tragedia. Era una noche de perros en Madrid, y una gran nevada se apreciaba en la calle del Turco. Sobre las siete y media, el general pasaba por esta calle para dirigirse hacia su casa sin ningún tipo de escolta, tan solo él en su berlina de dos caballos. Prim estaba avisado de que su vida estaba bajo amenaza, sin embargo, él no atendió a las advertencias y no quiso cambiar el recorrido para llegar a su vivienda. Al entrar en la calle del Turco, se encontró con un carruaje atravesado impidiendo el paso. Entonces, unos hombres en la entrada de una taberna, avisados por una cerilla encendida por otro conspirador situado en la esquina de la calle Greda -hoy Madrazo-, cogieron sus trabucos y dispararon a discreción para herir de muerte al general mientras Amadeo de Saboya estaba llegando a España. Los autores de esta fechoría se salieron con la suya, aparentemente, matando al líder de la Revolución, y quedaron impunes. Hoy en día se sabe que Prim no fue herido de muerte y que entró por su propio pie al palacio de Buenavista. También, que La Gaceta de Madrid tranquilizó a la población del mínimo efecto del tiroteo y que el general Serrano tomó el mando de la nación y de los quehaceres del palacio de Buenavista, mientras Prim estaba herido. Nadie entró en sus aposentos sin el permiso del general Bonito pero, inesperadamente, tres días después, Prim murió por esas heridas “supuestamente” no tan graves. Hace escasamente un par de años, un estudio con relativo rigor científico, ha revelado que Prim murió estrangulado. Aún así, hay otras hipótesis, como muerte por infección o sepsis, hemorragias, etc… Las fotos de la momia son expresivas y aunque se está intentando correr un velo sobre este tema, después de 142 años, el cadáver del general habla alto y claro dejando poco margen a la duda y poco campo ya para otras investigaciones. Sandra Cruz Rosado – 2ºESO

El cazador de bestias

Una joven niña se levantó sobresaltada al escuchar el terrible aullido, era una noche clara y la luna llena brillaba con intensidad, cualquier persona normal se habría asustado pero ella ya sabía lo que iba a ocurrir. La aldea de Aswad era una pequeña aldea situada al lado de un gran bosque llamado el Bosque Negro, era un bosque oscuro y tenebroso. Todos sabían la terrible maldición que pesaba sobre el pueblo: cada plenilunio unos terribles lobos sanguinarios atacaban la aldea, provocando las muertes de muchos de los habitantes. Los aldeanos vivían atemorizados, sobre todo porque no contaban con los recursos necesarios para defenderse y eso provocaba más pérdidas de las deseadas. Pero por fin había llegado su salvación, después de pasarse años y años pidiendo ayuda a muchos cazadores, habían logrado que les atendiera Maoran, el Cazador de Bestias, un hombre que tenía fama de haber exterminado numerosas plagas de bestias: vampiros, dragones, etc. Todo el pueblo estaba feliz por su llegada. Aquella noche había luna llena por lo que sería ese el día en el que Maoran terminaría con los lobos. Lissel, una joven niña del pueblo, era la única que no estaba muy contenta, pues ella había perdido a toda su familia en un ataque de los lobos, y se había jurado a sí misma que libraría al pueblo de sus penurias, por lo que decidió que le pediría a Maoran que la dejase acompañarlo a matar a los lobos. Fue a buscarlo para hablar con él y lo encontró sentado preparando sus armas para la matanza. Maoran le preguntó qué quería y Lissel respondió diciéndole que quería ayudarlo y salvar a su pueblo, pero él le replicó diciéndole que no, que era una niña y que solo sería un estorbo. Como Maoran no le permitía ir con él, Lissel decidió que lo seguiría y que iría con él a matar a los lobos, le gustase o no. Aquella noche todo el pueblo despidió a Maoran, le deseó buena suerte y él, orgulloso, partió sin saber que una niña lo estaba siguiendo hacia las entrañas del Bosque Negro. Al poco de llegar Maoran al bosque, unos enormes lobos negros salieron de la espesura, eran grandes, casi del tamaño de un león, y tenían unos ojos rojo sangre que resplandecían en la oscuridad. Maoran se acercó sin miedo, no era la primera vez que se acercaba a unos monstruos como aquellos. Pero estaba muy equivocado. En menos que canta un gallo, todos los lobos se abalanzaron sobre él, sin darle tiempo a reaccionar. Maoran se defendió como pudo pero eran demasiados; atacó con su látigo una y otra vez aunque no sirvió de nada. Iba a morir. Pero justo cuando pensaba que todo había acabado, algo distrajo a los lobos: alguien les había tirado una piedra. Maoran miró hacia el lado donde había caído la piedra y vio la forma de una joven niña: Lissel. Había llamado la atención de los lobos y lo había salvado. Eso hizo que los lobos fueran a por ella, pero Maoran fue rápido y los embistió con su látigo, lo que provocó que las bestias cayeran y sin tiempo a levantarse, el cazador los apuñalara. Una vez hubieron terminado de deshacerse de los lobos, Maoran le dio las gracias a Lissel por salvarle, le dijo que lo sentía por haberla despreciado y que era una niña muy valiente. La niña le dijo que lo perdonaba y que gracias a ellos dos los terribles lobos habían dejado por fin en paz al pueblo de Aswad. Lo que ocurrió a continuación fue que Maoran le ofreció a Lissel que lo acompañara en su misión de ayudar a los pueblos en desgracia, y Lissel aceptó, ahora que su aldea estaba a salvo debía ayudar a otras. Y así pasó. Ambos se convirtieron en los héroes de aquellas tierras y durante miles y millones de años fueron recordados tanto por la aldea de Aswad como por todos los pueblos y reinos que salvaron como los Cazadores de Bestias. Daniela García – 1º ESO

Diario histórico Díaz de Vivar (El Cid)

1065 d.C. Abatido en mi habitación me hallo, ante la triste noticia de la muerte de mi padre. Pero a la vez, me siento afortunado porque el rey Sancho II deposita toda su confianza en mí, y no en vano me acaba de nombrar Alférez real. No pienso defraudarlo. 1066 d.C. Todavía cansado tras la dura batalla, que casi me lleva a la muerte. Con un rival que muy duro fue, Jimeno Garcés de Navarra, que fue derrotado gracias a la punta de mi espada Tizona. Desde ese entonces, campeador la gente me llamaba. 1068 d.C. De la mano de mi rey Sancho II de Castilla, ofrecemos esta victoria a Dios, que tanto nos ha ayudado y acompañado en esta batalla. Al fin hemos conseguido derrotar a Alfonso VI de León. 1072 d.C. Mi rey y amigo Sancho II de Castilla ha dejado estas tierras, mas yo juro honrar su memoria continuando su legado. Recibido he una carta de Alfonso VI, nuevo rey de Castilla y León. Mi presencia requiere, y no sé si es una trampa, pero como no soy un cobarde acudiré. Julio de 1074 d.C. Jubiloso me siento al desposar a mi amada Jimena, tengo que agradecer a mi nuevo rey Alfonso VI, por entregarme a su fermosa sobrina, la bella dama. Temeroso acudí a la cita con el rey, mas el mejor regalo me fue concedido ese día. Invierno de 1081 d.C. A mi nuevo rey Alfonso VI no le ha gustado mucho mi andadura en tierras toledanas. Mi propósito siempre servir a mi patria fue, mas un castigo recibí por mi osadía. Desprovisto de todo, abatido y afligido, abandono Castilla y trataré de recuperar el honor perdido. Pongo mi confianza en Dios. 1082-1084 d.C. Varias semanas de intensa lucha llevamos Al-Muqtadir, rey de Zaragoza y yo. Muchos hombres hemos perdido, pero nuestro espíritu es fuerte y nunca nos rendiremos. Acepto con honor el nombre de‘‘Cid” con el que mis hermanos musulmanes me llaman. Todo lo que tuve la valentía de facer, fue por este pueblo tan amado al que considero mi patria. Soy el Cid campeador, orgulloso caballero, y lucharé hasta mi muerte hasta conseguir justicia. 1086 d.C. Hoy me lleno de alegría al pensar que antes de que caiga el sol, volveré a pisar tierras castellanas. Mi destierro llega a su fin, después de que el rey Alfonso VI me tendiera su mano tras la derrota contra los almorávides. Estoy a sus pies y le seré fiel en su nueva andadura. 1088 d.C. Valencia, te defenderé hasta derramar mi última gota de sangre, no dejaré que Al-Mundir y Berenguer Ramón II crucen estas murallas para arrebatarnos este lugar. ¡Vamos Babieca, nunca nos detendrán! 1089 d.C. Obligado me veo de nuevo a abandonar mi querida tierra de Castilla. Su majestad el rey ya no confía en mí. Mi corazón roto está, pero mi honor es mi prioridad. Debo emprender mi viaje con la esperanza de regresar algún día. Al-Qadir reclama mi protección, y como soy un hombre fiel a mis promesas, presentaré mis respetos ante él. Mi destino me lleva allá donde más me necesitan. Julio de 1093-17 de junio de 1094 d.C. Mi querida Valencia, no fue fácil recuperarte de aquellos que quisieron destruirte. El orden y la justicia al fin se impusieron. Con la ayuda de Dios, los valencianos que han rendido a mis pies, y mientras tenga fuerza y gallardía, no dejaré que nos arrebaten la paz que hemos conseguido. 10 de julio de 1099 d.C. Herido de muerte me encuentro, y no se si podré concluir este diario. Amada Jimena, mi fiel compañera, mi apoyo en la batalla. Sé que no dejarás que mi legado se pierda, y solo te pido que continúes lo que yo empecé cuando deje este mundo, la muerte me acecha, lo presiento. Ángel González Teruel 2º ESO

Diario Fernando de Magallanes

Sevilla, 10 de agosto de 1519. La despedida de mi mujer, Beatriz y de mi hijo, Rodrigo ha sido dura. No sé cuánto tiempo tardaré en volver y ni siquiera si lo haré. Me hubiera gustado marcharme después del nacimiento de nuestro segundo hijo, pero las cosas de la mar no esperan y tengo que terminar de organizar todo. Partimos cinco naves desde Sevilla: la Trinidad, desde donde escribo y a su vez capitaneo, la Concepción, la San Antonio, la Santiago y la Victoria. Sanlúcar de Barrameda, 20 de septiembre de 1519. Después de algo más de un mes preparando los barcos, la comida y los marineros, hemos partido rumbo a las Indias Orientales. Estoy convencido que hay un paso entre el Océano Atlántico y el Océano Pacífico y lo vamos a encontrar. 13 de diciembre de 1519. Hemos parado a reponer víveres y conseguir agua en la Bahía de Santa Lucía. Navegamos siempre hacia el sur. Vamos por buen camino, pero la tripulación está algo cansada ya. Rezo todos los días para que encontremos el camino y poder volver a casa como un héroe para contárselo a mis hijos. 31 de marzo de 1520. Hoy ha sido un día horrible. Los capitanes de las otras cuatro naves junto a la tripulación se han amotinado. No tienen fe en encontrar el paso hacia las Molucas y están cansados del invierno frío y estas condiciones tan malas que están haciendo que enferme la gente. Quieren volver a España. He tenido que sofocar el levantamiento y ejecutar a uno de los capitanes. Señor, por favor, ayúdanos a encontrar el paso. 22 de mayo de 1520. La nao Santiago ha naufragado intentando explorar la costa. Hemos tenido que rescatar a toda la tripulación y repartirla entre el resto de embarcaciones. 21 de octubre de 1520. ¡Por fin! ¡Lo hemos encontrado! ¡Existe! ¡El paso está ahí fuera! Estamos navegando por él pero fuera hace mucho frío. Noto desconfianza entre la tripulación. Tengo que estar vigilante de nuevo. 30 de octubre de 1520. Hemos perdido otro barco. La San Antonio en un acto de traición, se ha dado la vuelta en mitad de la noche y ha desaparecido. Es horrible. Quedamos solo tres naves. 28 de noviembre de 1520. Océano Pacífico. Este es el nombre que he puesto al inmenso mar tranquilo que nos hemos encontrado al salir del peligroso estrecho. Somos unos afortunados. Hemos descubierto una nueva ruta. Somos los primeros. Hijos míos, cuando algún día leáis este diario, sentiréis la inmensa alegría que siento ahora mismo. Creo que a partir de ahora, el viaje será rápido. Mis marineros están ansiosos por gritar ¡Tierra!. 6 de marzo de 1521. ¡¡¡¡¡¡Tierra a la vista!!!!! Hemos llegado. Por fin vamos a poder comer. La falta de alimentos y el escorbuto han hecho que la tripulación disminuya y yo doy mi ración de comida a mi gente porque necesito que sigan ahí. Estoy muy cansado. Filipinas, 27 de abril de 1521. Escribe Juan Sebastián Elcano. No sé muy bien por dónde continuar lo que nuestro capitán, que en paz descanse, empezó. Don Fernando de Magallanes ha muerto como consecuencia de una lucha entre indígenas. Una flecha envenenada ha atravesado su pecho. Ahora estoy al mando de la expedición yo, Elcano, y voy a llevar a esta gente de vuelta a sus casas. 5 de noviembre de 1521. Hemos llegado a las Molucas. Hemos perdido otro barco de camino. No tengo ánimos. Hay otra nave averiada y la vamos a dejar aquí en puerto hasta que esté reparada. La nao Victoria está cargada de especias y volvemos a España.  Sanlúcar de Barrameda, 6 de septiembre de 1522. Estamos en casa. Hemos llegado. Fernando, te hubiera gustado ver cómo nos recibía la gente. Salimos 239 y hemos vuelto 18, pero lo hemos conseguido, tú lo has conseguido. Nunca te cansaste de gritarle a todo el mundo que el paso existía y así es, el paso existe. Gracias por dejarme formar parte de tu tripulación y de este descubrimiento que pasará a formar parte de la Historia. Julia Herrando. 3º ESO