En un universo remoto al nuestro, una entidad con la edad del mismísimo big bang se encuentra dando vueltas por la galaxia en la que lleva viviendo toda su larga vida. Después de muchos años observando la belleza de aquel universo nota un estruendo proveniente de un mundo cercano a donde se encontraba.
Ese mundo ya lo había visto hace mucho tiempo, era conocido como el asteroide de tierra, o la Tierra para los que viven allí, el único problema es que no es como lo recordaba, ese planeta estaba lleno de problemas, guerras, robos, y estragos por todas partes.
Mientras observaba el planeta pudo observar diferentes cosas, entre ellas se encontraba un curioso humano vestido de payaso, en su cara destacaba una enorme sonrisa causada por su psicopatía, colgando de su cuello había una corbata cortada de forma descendente, un patrón de corazones rodeaba sus mangas, y ciertos círculos en sus pantalones. Cuando Galax se fijó en él se estremeció, ese psicópata era conocido como Ignacio, el duque de la Trinidad. Lo único que Ignacio hacía era causar caos por donde pasaba, hacía cosas que no se podían arreglar.
Después de observar ese desastre, la vieja entidad decidió observar otras cosas. En un lugar remoto de ese planeta se encontró a un joven policía, pero ese policía no era normal, su cabeza grande como un balón resaltaba por sus marcas de símbolos del poker, en su placa ponía que se llamaba PokerCop, un nombre extraño para una persona de ese lugar. El lugar donde se encontraba era fantástico, tenía muchos colores y muchas cosas que en otros sitios no se veían. Hacía bien su trabajo, era un simple policía de ese lugar, pero se notaba el esfuerzo que le ponía.
Mientras Galax se encontraba admirando del trabajo de ese policía noto algo cerca, algo se aproximaba, una sombra se hallaba a sus espaldas. Cuando la gran entidad se dio la vuelta vio a una especie de ser con forma humanoide, una extraña armadura cubría todo su cuerpo, está hecho de un material entre rocoso y metálico. Era el conocido Völxtr’ïn, una criatura creada a la vez que Galax, no era la primera vez que se lo encontraba, hace muchos años ya había luchado, pero el final no fue bueno. Völxtr’ïn quería destruir lo que Galax más quería, el universo y su humanidad.
La malvada criatura dio un puñetazo a la entidad dejándola en mal estado, fue un golpe tan fuerte que impulsó a Galax dejándole dentro de la atmósfera de la tierra.
Después de mucho tiempo inconsciente despertó.
– ¿Dónde estoy?, ¿cómo estoy hablando? Será por esta atmósfera-
Observó a su alrededor y recordó a ese tal Ignacio que había visto antes.
– Tengo que encontrarle, quizás pueda ayudarme contra Völxtr’ïn-
Rápidamente Galax cerró sus ojos y localizó al duque de la trinidad. Cuando le encontró, Ignacio se encontraba masacrando gente.
– Parece que es lo único que sabe hacer- dijo Galax
– ¿Quién eres? – preguntó Ignacio entre risas
– Soy Galax, un ser capaz de manipular el universo a su antojo, y necesito tu ayuda-.
– De acuerdo- respondió Ignacio,
– ¿En serio? Si no te he dicho para qué quiero tu ayuda…-,
-Me da igual, quiero ayudar- dijo de forma irónica.
– Vas a tener que batallar por el universo- dijo Galax
-Eso me encanta.
Después de contarle eso se encaminó a por él tal PokerCop.
Cuando llegó a ese lugar tan precioso que había observado antes rápidamente vio a ese caballeroso policía ayudando. Después de contarle lo mismo que al payaso Poker Cop acepto. Con todos reunidos hizo una enorme supernova sobre sus cabezas; fueron absorbidos por ellos. En un pestañeo había viajado de la tierra a un asteroide; este tenía una ligera atmósfera que hacía que esos humanos pudiesen respirar allí sin problema. Vieron ese gran planeta y delante suya había una sombra, era Völxtr’ïn, la última batalla que tuvo fue en ese lugar. Velozmente la criatura se abalanzó sobre los salvadores, todo fue una batalla tan violenta y majestuosa a la vez que no se puede explicar. Pero de tanto pelear y de no salir victorioso Völxtr’ïn estiró su brazo, del que salió un enorme filo hecho de una extraña energía.
– Humanos, la batalla no ha hecho más que empezar – dijo entre gruñidos.
Batallaron y pelearon con su vida durante horas. Pero quizás Galax hizo un gran error, en un giro de los acontecimientos Ignacio no se resistió, ante tanta rabia agarró a PokerCop, le levantó, no podía resistirse, empezó a estirar de sus extremidades partiéndolo en dos mitades.
– ¡¡¡Noooooooo!!!!- exclamó ahogándose en la miseria mientras era rebanado.
Galax estaba destrozado, Ignacio se había vuelto loco, se había cambiado de bando y ahora iba en el bando Völxtr’ïn. Galax perdió la esperanza en la galaxia pero siguió batallando.
Entonces una luz empezó a salir del cuerpo de la entidad, era un destello similar al mismísimo big bang, durante esos momentos todos los presentes en esa batalla dejaron de pelear, un aura les rodeó y empezó a descomponer su materia. Esa extraña materia se recompuso formando así a un solo ser, era semejante a Galax pero no era el mismo de antes, la energía de esos seres se había convertido en un solo ser. Comenzó a levitar y a observar la destrucción que había causado esa batalla. No tardé mucho en dejar el terreno de guerra en el que acababa de estar.
Desde ese momento ese ser solo se dedicó a escrutar lo bueno y lo malo de la tierra, a observar cada suceso que le ocurría a esa humanidad, y a ver cómo ese mundo dejaba de ser pura destrucción y empezase a ser paz.
Rubén Reina. 2º ESO