¿Evolución?
La manera más sencilla de expresar lo que es la evolución es empleando la palabra “cambio”. Si algo ha estado en constante cambio en España ha sido la educación: en los últimos 40 años se han implantado ocho leyes educativas. La última de ellas, la LOMLOE, fue aprobada el 19 de noviembre de 2020 y entró en vigor el 19 de enero de 2021. Se basa en la evaluación por competencias y sus medidas, entre las cuales se encuentra la limitación para repetir de curso, se están aplicando de forma paulatina. Si algo se ha criticado de la LOMLOE es que fue una ley creada con prisas y con falta de consenso, que tiene buenas intenciones pero muchas pegas en su práctica. Un gran ejemplo de su mala aplicación es la manera en la que se está implantando la nueva Selectividad. La PAU estaba inicialmente programada para establecerse el año pasado, pero finalmente optaron por dejar a los nacidos en el 2007 ser los primeros en enfrentarse a ella. Se retrasó para instaurarse en junio de este próximo año 2025 y aún así hasta este octubre no supimos nada de los modelos ni concretaron las modificaciones. Al inicio del curso solo sabíamos que iba a ser más “competencial”. No nos pueden culpar por sentirnos los conejillos de Indias de un experimento con fines prometedores, pero diseñado de forma cuestionable. Nosotros, los alumnos, por supuesto, no somos los únicos afectados. Los docentes sufren significativamente con los cambios de ley educativa, sobre todo en el momento de transición (aunque con el ritmo que llevan, este estado es casi permanente). Se ven obligados a cumplir con exigencias diferentes cada curso y tienen que lidiar con cambios en el temario o innovadoras formas de evaluación, acompañados siempre de una tediosa carga burocrática. No cuentan con la información ni recursos suficientes y, mientras las leyes educativas sigan siendo decididas por políticos y no por educadores, esto no va a cambiar. Ellos son los expertos en este tema y la nueva ley afecta a su metodología, qué mínimo que preguntarles por su opinión. Por ahora les toca trabajar en desconcierto, porque quizá cuando consigan adaptarse, los de arriba se vuelvan a sentir inspirados y redacten una nueva ley que eche por tierra a la anterior. Y cuando esto suceda nos demostrarán, una vez más, que el sistema educativo no evoluciona. Y no evoluciona porque no hay cambio. La historia lleva repitiéndose 40 años. Patricia Arriaga – 1º Bachillerato
Inmigración ilegal, hablamos de personas
Con el nombre de inmigración ilegal entendemos a todo aquel que accede a un país sin la autorización legal requerida o aquel que habiendo entrado legalmente, carece de la autorización pertinente para permanecer en él. En nuestro país la inmigración ilegal que entra por vía marítima en pateras o embarcaciones a las Islas Canarias ha aumentado un 96% en lo que lleva de año, en cambio el porcentaje de los que entran por vía terrestre a traves de Ceuta y Melilla ha disminuido en gran cantidad en cuanto a años pasados. Detrás de las cifras, lo único que hay son personas que buscan salir de sus países de origen para alejarse de la pobreza, la violencia y los conflictos y obtener un buen trabajo que les proporcione una mejor vida. Pero, ¿qué les ofrecemos cuando llegan aquí? Les ofrecemos prejuicios, discriminación y racismo. Muchos los consideran delincuentes, los ven como individuos que quieren quitarles sus trabajos. Les ofrecemos pocas soluciones políticas de nuestros gobernantes, cuya respuesta para estas personas sin documentación es una devolución a sus países o una libertad sin ningún tipo de apoyo, incluso llegan a mercadear con el número de inmigrantes que hay que repartir por los diferentes territorios, considerándolos simples números. Como ocurrió en Tenerife, donde trasladaron a un menor inmigrante, que ya estaba integrado, a Gran Canaria, para hacer sitio a otros menores que acaban de llegar a El Hierro, sin ni siquiera darle la oportunidad de despedirse de su clase. Y la realidad es que somos un país envejecido, donde la natalidad disminuye año a año y que necesita mano de obra en muchos sectores, como la hostelería y la agricultura, y la inmigración nos puede aportar tanto a nivel de capital humano, aumentando la población en edad de trabajar, como a nivel de tolerancia, aprendiendo a respetar las diferentes culturas. Los inmigrantes ilegales son personas que, al igual que nosotros, lo único que buscan es tener una mejor calidad de vida para ellos y para sus familias. Lo ideal sería ayudar en sus países de origen para que no tengan que abandonarlo, pero es una solución muy a largo plazo y complicada. Lo que sí podemos hacer de forma inmediata y lo que tendríamos que hacer como sociedad avanzada es proporcionarles formación y apoyo para que puedan integrarse en nuestro país, empezar a trabajar, poder alquilar o comprar una casa, pagar sus impuestos…, en definitiva ser como cualquiera de nosotros, con nuestros derechos y obligaciones. María Chico – 1º Bachillerato
Se destapa el mayor secreto de Estados Unidos
Un antiguo trabajador de la base militar desvela todos los misterios que se encuentran en el área 51 El área 51, conocida también como Groom Lake, Homey Airport, se localiza a 193 kilómetros al noroeste de Las Vegas, entre las millas 29 y 30 de la «Autopista extraterrestre». Durante muchos años ha sido una base militar en la que se escondían múltiples secretos, incluso existían leyendas de gente que decía haber visto vida extraterrestre o también hay quienes creían que la llegada del hombre a la Luna fue un fraude, es decir, que fue allí donde se filmó todo el montaje. Todo esto ha permanecido en secreto hasta el día de hoy, cuando un ex trabajador de la nave, cuya identidad se mantiene en el más severo anonimato, ha compartido durante una entrevista ilícita los que dicen ser los mayores secretos de este lugar. “Me he sentido obligado a destapar todo debido a las malas condiciones en las que nos encontrábamos”. Según sus documentos filtrados y sus declaraciones, en el interior del área se encuentran componentes de naves espaciales alienígenas. Además, afirma haber formado parte de un proyecto basado en el estudio de estas, así como haber podido ser testigo de interacciones con seres no humanos, los cuales han estado conviviendo dentro del lugar hasta el día de hoy. “Habitaban dentro como uno más y no solo eran utilizados para experimentos sino que también trabajaban con nosotros” Asimismo, asegura la presencia de estudios que involucran la modificación del ADN humano con la finalidad de combinar particularidades de diferentes especies. No obstante, revela que estas han sido un intento fallido de lo que podrían haber llegado a ser una nueva especie, pues las características humanas no son compatibles con las animales. “Las creaciones fracasadas no eran sacrificadas, por el contrario, merodeaban por los pasillos de los laboratorios”. Según sus explicaciones, todas estas experimentaciones llevadas a cabo en la base militar, se empezaron a desarrollar a principios del año 1950, sin embargo, se han ido incrementando cada vez más con los años, conforme las tecnología ha ido avanzando. Estas declaraciones han provocado tanto incredulidad como confusión, en virtud de esto las autoridades estadounidenses han negado todas las afirmaciones rotundamente, de igual modo que han reclamado destapar la identidad del ex trabajador de la nave. En definitiva, este empleado de Groom Lake ha hecho públicas una serie de confidencias que podrían ser resultado de graves consecuencias. Si resultan ser ciertas estas verdades oscuras sobre este lugar lleno de misterio, el mundo descubriría una nueva evidencia sobre el cosmos, así como el papel que han desempeñado los gobiernos al encubrir este testimonio. Mencía Pascual Rodríguez – 3º ESO
Infografía – Desarrollo de un videojuego
La chica de enfrente
La sensación de angustia que sentía era inexplicable. Las paredes completamente blancas y la luz fría reflejada en ellas creaban un ambiente que me resultaba asfixiante. Parecía como si los muros de aquel pasillo se fueran a desplomar encima de mí, quedando cada vez menos aire entre ellos. Pasamos junto a miles de puertas, o quizá fuesen tan solo decenas, pero cada paso que dábamos veía el final del túnel más lejano. Cuando la mujer que me acompañaba se frenó frente a la puerta, mis pensamientos se dispersaron. Ni siquiera sabía quién era ella. La veía, pero no la miraba. Lo único que me preocupaba en ese momento era lo que me esperaba detrás de esa pieza de madera blanca que me separaba del interior de la sala. Algo me decía que sabía lo que era, o más bien quién era. Al abrirse la puerta, el aire se volvió más denso. Me costaba respirar. No quería estar allí, pero era demasiado tarde. La puerta estaba cerrada y la mujer se había quedado fuera, dejándome sola ante el peligro. Miré por todos lados, pero no vi a quien esperaba, de hecho no vi a nadie, lo que me alivió en cierto modo. Comencé a moverme por la habitación. Era mucho más luminosa e inquietante que el camino hacia ella. Comencé a caminar y a tocar las paredes. Al parecer estaba sola, o eso creía yo. Seguí recorriendo los interminables tabiques. Las preocupaciones comenzaban a difuminarse, aunque no por mucho tiempo. Entonces la vi. Toda esa paz dio lugar a angustia. Se me aceleró el pulso. Me sudaban las manos. Se me inundaban los ojos y no veía bien. No podía ser, no era ella. Me acerqué para asegurarme, y ahí estaba, delante de mí como hace mucho tiempo. Pude ver cómo me miraba de arriba a abajo como solía hacer, yo hice lo mismo. En cuestión de segundos pude notar la diferencia. Estaba distinta, no la recordaba así. Tenía los ojos hinchados y llenos de lágrimas, al igual que yo. Parecía que llevase días sin dormir, el color morado se acumulaba en sus ojeras. Su rostro estaba muy delgado. Se le marcaban los pómulos y la mandíbula. Estaba muy pálida. En el cuello destacaban todos los tendones y sus clavículas descubiertas parecían estar protegidas solo por una fina capa de piel. Sus brazos largos y delgados asemejaban frágiles ramas de árboles. Estaba escuálida. No entendía cómo podía haber cambiado tanto. Ese brillo en sus ojos que yo recordaba se había desvanecido. Era evidente que no estaba atravesando su mejor momento, y nuestro encuentro estaba siendo incómodo para ambas. Estábamos situadas una frente a la otra, de pie pero con el cuerpo caído, como si nos sujetasen unos hilos con la fuerza justa para no caer al suelo. Perdí la noción del tiempo. No sé si pasaron segundos, minutos u horas, pero se me hizo eterno. Las lágrimas ya corrían por mis mejillas, y cuando fui a secarlas ella lo hizo también. Desde entonces, cuando yo hacía algún movimiento ella lo imitaba con exactitud. Si yo abría la boca, ella también la abría. Si yo movía la cabeza, ella también la movía. Cuando ella extendió su brazo hacia mí, el mío hizo lo mismo sin control alguno y el miedo inundó mi cuerpo. Nuestras manos estuvieron a punto de tocarse, pero algo nos lo impidió. Pude ver cómo movía la boca, y por primera vez tuve control de mi propio cuerpo. Consiguió hablar y se me helaron las venas. “Soy tú”, me dijo. No podía ser, esa no era yo. Comencé a temblar del miedo que sentía. Eso era lo único que podía hacer: temblar. Se me doblaron las piernas y me caí al suelo. Me di en la cabeza, pero eso no importaba, no importaba nada más mientras esa chica estuviera ahí conmigo. La habitación comenzó a girar. Las dichosas paredes daban vueltas y vueltas constantemente alrededor de mí, haciéndome sentir la gravedad cada vez más fuerte, presionándome en el pecho. Me sentía frágil, como si mis huesos fueran a romperse contra las frías baldosas. La opción de ser absorbida por el suelo era tentadora con tal de no volver a verla jamás. Luché por levantar la cabeza y pude verla de nuevo. Ahí seguía, pero estaba tirada en el suelo como un trapo, al igual que yo. Me miraba fijamente, y de repente desapareció. Al fin pude ser consciente de dónde estaba. Vi a la doctora apartando el espejo y acercándose a mí después. La oí decir algo, pero no era capaz de entenderla. Sus palabras eran lejanas y difusas. Lo único que podía escuchar era la procesión interna que estaba ocurriendo en mi mente. “Soy tú, soy tú, soy tú”. Las palabras retumbaban en mi cabeza como pelotas descontroladas. Mi acompañante, cuya identidad ya conocía, me ayudó y conseguí sentarme. Cuando comencé a sentir mi cuerpo de nuevo y a controlar mis pensamientos, me di cuenta de la realidad. Aunque la chica había desaparecido, siempre estará dentro de mí. Siempre habrá una parte de mí que le pertenezca, y tendré que aprender a convivir con ella. Por mucho que me duela, tengo que aceptar que yo soy ella y ella soy yo. Victoria Martínez Herrero- 2ºBachillerato
No estamos solos en el universo – Noticia del futuro
El pasado miércoles 31 de marzo de 2110, aterrizó en Estados Unidos la cápsula Anipa V, tripulada por el comandante Tom Jhonson, el piloto del módulo del mando Michael Holland y el piloto del módulo lunar James Collins. Estos aseguran haber descubierto un nuevo mundo habitado en el brazo de Norma. Esta expedición fue creada para explorar la galaxia en busca de un planeta habitable. Tras 1836 días del inicio de su misión, la nave espacial Anipa V, detectó un planeta con una atmósfera similar al de la Tierra. Ante este acontecimiento, el comandante decidió explorar ese planeta. Por el análisis de sus elementos, se confirmó que era habitable, con características parecidas a las de la Tierra. La expedición había dado sus frutos. Después de dos semanas explorando el planeta bautizado como “Última Thule”, descubrieron que había formas de vida avanzadas, aunque al principio les resultó difícil comunicarse con ellos al tener un idioma distinto y al ser un lugar remoto. La descripción que nos proporciona la tripulación sobre “Última Thule” es que se trata de un planeta con mucha vegetación y abundante agua. Además, en su parte Norte , donde reside la población, se encuentran ciudades con una gran tecnología, mientras que en la parte Sur, al tener temperaturas extremadamente variables, se encuentra deshabitada. Según las declaraciones de Tom Jhonson, este nuevo planeta presenta unas nuevas tecnologías que podrían significar un avance importante en la ciencia. Entre las más interesantes, cabe destacar, que en el ADN de una especie animal, se encuentran una células denominadas “Células de la Eterna Juventud”, que hace que los seres humanos envejezcan más lento, lo que revolucionará la medicina, dando la posibilidad de que haya una mayor esperanza de vida. Además, los habitantes de “Última Thule” han desarrollado un sistema en el que se puede comunicar con las plantas a través de las ondas que transmiten al acercar un dispositivo. Esto facilita la comprensión de las necesidades y estados de las plantas, lo que podría transformar la agricultura. Este descubrimiento no solo nos hace saber que no estamos solos en el universo, sino que también supone un gran avance para la humanidad, ya que nos asegura un lugar en caso de que los recursos naturales de la Tierra se agotaran, además de un intercambio cultural, proporcionándonos así nuevas tecnologías que podremos implementar en nuestro día a día, haciendo una vida más fácil. Los científicos esperan ansiosamente el siguiente paso de esta misión, que promete descubrir más secretos sobre este maravilloso mundo y sus habitantes. Nerea Prieto Román – 3ºESO
INFOGRAFÍA
Daniel Aviñón Moreno – 4º ESO
Imagen
Sara Tirado Ordiales – 2º ESO
Él está ahí aún
Cuando fuera interrogado tiempo después sobre ese supuesto viaje, Mikel no dudaría en afirmar que sin duda lo emprendió, pero que por alguna inexplicable razón, era incapaz de recordar nada de este. Ni su duración, ni los lugares que visitó, ni el hotel donde se alojó. Ni un solo detalle. Mikel recordaba haber abandonado su apartamento un tiempo antes y el trayecto hasta el aeropuerto, ya que fue su hermana Diana, a quien adoraba, quien se ofreció a llevarlo. Sin embargo, eso era lo único recordaba de aquel viaje, le era imposible evocar más de él. Lo único que sabía a ciencia cierta en ese preciso instante era que pasaban unos minutos de las siete de la tarde del domingo 7 de abril del 2000 cuando regresó a su vivienda. Esta vez su madre, Sabela, se había ofrecido a llevarle y hablar durante el tiempo que duraría el viaje hasta llegar a 256 Boulevard Avenue, la calle en la cual se encontraba su apartamento. Se despidió de su madre una vez en su destino y seguidamente entró en el ascensor y marcó el número trece, piso en el que se encontraba su hogar. Buscó las llaves y abrió la pesada puerta de madera. Seguidamente, entró junto a su gran maleta de color lavanda repleta de ropa, y una vez en la entrada del apartamento, soltó con alivio el equipaje y se dispuso a levantar las persianas y ventilar la casa, lo cual era necesario tras una temporada cerrada. Sin embargo, una extraña sensación recorría el subconsciente de Mikel tras pasar la puerta del salón, que poseía un gran ventanal con vistas al centro de Nueva York. El joven sentía que algo no estaba donde o como debiera, pero tampoco le dio mucha importancia. Iba avanzando por el pasillo y mirando a cada estancia de la casa sin demasiada atención. A la derecha, el dormitorio principal y el estudio; y a su izquierda, el aseo y el vestidor. El apartamento estaba patas arriba. La cama deshecha, el aseo sucio, las perchas sobre el sofá… Todo estaba como cuando se marchó, que era más o menos tal como había quedado poco antes de que se marchara Abril. Se dirigió a la cocina y se sirvió una copa en el mueble bar. Tras comprobar que no tenía mensajes en el teléfono fijo, aprovechó para llamar a un restaurante italiano y pedir que le mandaran su pizza favorita y unas alitas de pollo. Tras colgar se derrumbó en el amplio y cómodo sofá que había en el comedor frente a la imponente cristalera. Encendió la luz de la lámpara situada al lado del sofá y se asustó. – ¡Madre mía! – exclamó de repente. Frente a él, apenas a cuarenta metros, al otro lado de la calle, vio un majestuoso edificio idéntico al suyo, que desde luego no estaba allí cuando partió de viaje. Y en el piso equivalente al suyo, sentado en un sofá como el suyo , alguien idéntico a él. Un veinteañero infeliz, alto y fuerte, que a lo único a lo que aspiraba en la vida era a encontrar su felicidad sin moverse del sofá. Y a su lado, Abril, una joven deslumbrante abrazada a él. Para descartar la posibilidad de una broma, Mikel se limitó a observar desde casi la totalidad oscuridad de su salón cómo sus imposibles vecinos se fundían en un largo abrazo y alguna que otra muestra de cariño. Pasado un tiempo, sonó el timbre de la puerta, pero no el suyo, porque no lo oyó. En el otro edificio su doble desapareció a través del pasillo y volvió con una pizza y una ración de alitas de pollo. Para confirmar sus sospechas, el veinteañero se levantó del sofá y se dirigió hacia el teléfono fijo. Pulsó el botón de rellamada y se interesó por el estado de su pedido: había sido entregado – le dijeron – hacía breves minutos en la dirección proporcionada de ese número. Una aplastante sensación de irrealidad y sorpresa se adueñó de él. Se sirvió otra copa y volvió al sofá con la esperanza de comprender lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, una creciente oleada de rabia le fue invadiendo poco a poco. Notó que empezó a subirle la temperatura y se tuvo que quitar el suéter color vino que llevaba. ¿Quién era el otro para restregarle lo que él ya había perdido? ¿Qué derecho tenía esa copia barata de salir inmune de cualquier castigo? Al reclamo de una malévola ocurrencia sacó su teléfono móvil del bolsillo interior de la cazadora. No le costó encontrar el vídeo, al igual que tiempo atrás lo había encontrado ella. Por alguna razón lo visionó una vez más. Sonrió ante la perspectiva de contemplarlo de nuevo, en esta ocasión a resguardo de las consecuencias. En él, el cuerpo de Triana, la criada del apartamento desde hacía unos meses, y el suyo se fundían en el escritorio del estudio. Posteriormente, seleccionó la lista de contactos del teléfono y no dudo en enviárselo a Abril. Casi siempre lo inevitable se impone sobre lo imposible, así que casi al instante la mujer del otro edificio recibió un mensaje en su teléfono móvil. Cualquier duda que pudiera tener acerca de su contenido se desvaneció y, sin apartar la vista del aparato, su sonrisa se fue congelando. Llegaron no mucho después las peticiones de la mujer que requerían la explicación del infiel, y junto con eso, los gritos. Y al poco, ya estaba la otra Abril recogiendo sus enseres mientras el otro él la seguía como una sombra indigna. Luego, lo inevitable: ella se agacha para recuperar el teléfono móvil del sofá, dónde lo dejó caer y él la golpea con un cenicero de piedra idéntico al que Mikel tiene frente a él en ese momento. Y ella cae, y él la sigue golpeando. Horrorizado ante el espectáculo que inimaginablemente ha causado, el responsable del crimen marca el teléfono de la policía. – Un asesinato… Sí, una mujer… Planta
3/9/1997
Los primeros rayos de sol empiezan a hacerse paso entre la oscuridad que, tan solo unos minutos antes de comenzar a escribir esto, cubría completamente el pueblo. Las vistas desde el lugar que hemos adoptado como nuestro son las mejores de toda la comarca y las sensaciones que me provocan este amanecer son las mismas que sentí aquella madrugada de junio cuando me trajiste aquí por primera vez. Dentro de apenas tres horas estaré en el tren de vuelta a casa y tengo la certeza de que pasará mucho tiempo antes de que volvamos a vernos, por eso no podía irme sin decirte esto. He entendido lo mucho que echaré de menos estas montañas. Extrañaré los paseos cada mañana por los paisajes más verdes que he visto nunca, el aire fresco que se respira aquí, el tacto del agua gélida que baña este pueblo tan similar a cualquiera de un cuento de hadas y las historias que se cuentan en las noches de lluvia que a veces hacen dudar sobre la fina línea que separa la realidad y la leyenda. Echaré en falta las excursiones a Santander para recorrer sus antiguas calles en las que tantos recuerdos felices he creado y lo bonita que se ve esta ciudad al caer la noche. Añoraré las noches estrelladas en las que nos preguntábamos si tal vez, en un lugar remoto habría otros jóvenes como nosotros contemplando la inmensidad del universo. Me faltará este silencio que puede encontrarse tan fácilmente y que me permite pensar con mucha más claridad cuando esté de nuevo en la capital; pero en su lugar tendré los atardeceres en el Palacio Real, recorrer la parte antigua de la ciudad tratando de imaginarme cómo era trescientos años atrás y las montañas que rodean esta ciudad, que aunque incomparables a los valles sobre los que hablo también son un lugar maravilloso. Cada rincón de Madrid desprende un encanto que no es equiparable al de cualquier otra ciudad, y siempre será mi lugar, mi hogar; pero el encanto de Madrid no me consuela en absoluto cuando lo que más me faltará al llegar a casa serás tú. Lo supe la primera vez que te vi meses atrás cuando las hogueras iluminaban la playa para recibir el verano la noche de San Juan. Había música que ya se podía escuchar cientos de años atrás y todo el pueblo estaba reunido en la playa para festejar el inicio del verano. No creo en el amor a primera vista, pero desde esa noche supe que estábamos destinados a querernos al igual que lo hicieron tantísimas personas en este pueblo desde tiempos inmemorables, y así fue. Me has enseñado lo que realmente es el amor puro y verdadero, sin mentiras, sin rencores, sin dolor; y el precio que he de pagar por ello, por sentirlo, es saber que nos separan cientos de kilómetros. Sé que esto es innecesario, que ya sabes todo lo que acabas de leer. Que tampoco hace falta que te diga que pasarán meses y meses antes de que yo sea capaz de olvidar todo esto, de olvidarte a ti y seguir con mi vida en Madrid. Sabes que cada vez que mencionen este lugar sentiré un nudo en la garganta y que volverán a mi cabeza todos los recuerdos de este verano, que por mucho que la distancia haga que parezca imposible, siempre seremos nosotros. Por mucho que lo parezca esto no es una despedida, tengo la certeza de que volveremos a vernos y que tendremos la oportunidad de estar juntos pero esta vez de verdad, sin una fecha que marque el final, y que no tendré que conformarme con el recuerdo de los días calurosos de agosto junto a ti porque viviremos mil cosas más. CANDELA PIÑANA GARCÍA-UCEDA – 2º BACHILLERATO