Según un informe reciente, más del 70% de la población mundial está a favor de utilizar la modificación genética en humanos. Este porcentaje genera un gran debate ético dentro de la sociedad que no debería ser ignorado por ninguno de nosotros. Estas tecnologías emergentes pueden ser muy beneficiosas en la prevención y el tratamiento de enfermedades. Es una de las tecnologías más revolucionarias en lo que llevamos de siglo, sin embargo también son de las más polémicas ya que, como ya he dicho antes, para muchas personas supone un dilema ético y moral.
Uno de los mayores beneficios que conlleva es que es una gran herramienta en la prevención y el tratamiento de enfermedades hereditarias. Es capaz de corregir un defecto genético revirtiendo o paralizando la progresión de cualquier enfermedad que afecta a los genes. Además mediante la tecnología CRISPR pueden cortar una parte del ADN con la proteína Cas9. Más tarde añaden unos moldes que editan las letras que componen el ADN dependiendo del molde. Con esta tecnología se pueden curar enfermedades como la enfermedad de Huntington y la hemofilia, ya que puede ayudar en su investigación. Las herramientas pueden brindar también la oportunidad de que ciertos pacientes reciban un tratamiento personalizado que se adapte a las características de cada paciente, así como a sus mutaciones genéticas particulares. Además, en el ámbito de la investigación biomédica podemos ver que facilita investigaciones complejas que sin estas herramientas no serían posibles.
Aunque estos avances tengan repercusiones positivas en diversos ámbitos, para mucha gente supone un dilema y una preocupación social y ética que no debería ser ignorada. Lo primero que se desconoce son las secuelas que esto puede tener a largo plazo. Algunas veces han generado mutaciones genéticas no deseadas y aún no se sabe si esto puede llegar a afectar a las próximas generaciones. La modificación genética supondría también un problema de desigualdades sociales que repercutiría en el ámbito de la disparidad económica ya que estos tratamientos no están al alcance económico de cualquiera. Por razones como esta mucha gente piensa que estas diferencias en cuanto a los recursos financieros van a generar desigualdades en el ámbito de la salud y el bienestar que mucha gente teme. Otra cosa que da miedo a la sociedad es la eugenesia, que sería la manipulación de la herencia genética al antojo de la gente con finalidad de “mejorar’’ la raza humana. Estas modificaciones van a generar una división dentro de la sociedad entre los que podrán acceder a este tipo de tratamientos y los que no, ya que si tienes los medios para cambiar tu apariencia física y las de las generaciones futuras a tu antojo, habría mucha homogeneidad dentro de la sociedad. Un ejemplo en el que podemos encontrar esa división sería en los campos de concentración de Alemania y de Siria. Allí se utilizaba a los presos para experimentar este tipo de cosas y así poder conseguir que todos las personas sean de raza aria. Este motivo de discriminación se añadiría a la enorme lista de temas que preocupan a la sociedad y que la dividen.
Para hacer un buen uso de está tecnología emergente es necesario que cada uno de nosotros seamos conscientes de lo que supondría un mal uso y lo que conllevaría una buena utilización de este recurso. Primero debemos entender que es necesario que para que esta tecnología no sea peligrosa se deben proteger los derechos de cada persona, así como su dignidad y por supuesto explicarle bien en qué consiste el tratamiento y qué efectos secundarios se conoce que podría tener y cuáles se desconocen pero podrían suceder. Es muy importante que el paciente conozca también la discusión abierta que hay sobre las implicaciones éticas, sociales y morales dentro de la sociedad, que a su vez debería tener la formación necesaria para ser conscientes y saber cuáles son los beneficios y los inconvenientes que esto supondría. Aparte de la responsabilidad por parte de los pacientes, considero que es muy importante que los científicos y los médicos se comprometan a priorizar siempre el bienestar humano. También deberían ser capaces de garantizar la utilización responsable de estos recursos.
Todo este dilema social da mucho que pensar. Por un lado fue el mayor avance científico en 2015 ya que el CRISPR significó un antes y un después en la medicina genética. Por otro lado presenta un gran dilema moral y ético que corresponde a cada persona pensar en él. En mi opinión, si se diera la educación y la información necesaria para la gente sería posible promover la equidad y no comprometer ningún valor dentro de la sociedad. Por esto, ¿es posible que con la responsabilidad y la formación necesaria se pueda hacer un uso responsable de estas tecnologías emergentes? Yo creo que sí, pero corresponde a cada uno de nosotros decidir si confiamos en que la gente se informe lo suficiente y lo utilice responsablemente.
Iria Lorenzo Hernández – 3º ESO