Peseta Street Journal

Tras ocho años de condena, Gypsy Rose Blanchard fue puesta en libertad condicional el pasado 28 de diciembre. Hasta ese día, había estado recluida en el Centro Correccional de Chillicothe, en Missouri. Gypsy, de treinta y dos años de edad, fue encarcelada por el asesinato de su madre, Dee Dee Blanchard, en el año 2015. Pero no lo hizo sola; Nicholas Godejohn, un chico al que había conocido unos meses antes, también participó en el homicidio y fue condenado a cadena perpetua por ello.

El caso de Gypsy Rose fue muy polémico, pero para comprenderlo correctamente se debe analizar la historia completa. Gypsy nació en 1991, y desde bebé, su madre dictaminó que padecía apnea del sueño. A los ocho años, su madre avisó de que la niña sufría leucemia, convulsiones, asma y distrofia muscular por lo que necesitaba una silla de ruedas además de una sonda para alimentarse. Dee Dee, la madre de Gypsy, insistió mucho en las enfermedades de su hija, lo que hizo que los médicos empezaron a recetar fármacos y cirugías; como la extirpación de glándulas salivales, lo que llevó a Gypsy a perder muchos de sus dientes. La gente no cuestionaba lo que Dee Dee decía, puesto que era una mujer encantadora. Los médicos, sin embargo, al ver los positivos resultados de las pruebas de Gypsy, ponían en duda a la mujer. Cuando ocurría esto, Dee Dee dejaba de acudir a esos médicos y los cambiaba por otros. Pero los médicos tenían razón, Dee Dee se inventaba cada una de las supuestas enfermedades que Gypsy sufría. Unos años más tarde, en 2005, Dee Dee afirmó que ella y su hija habían sido víctimas del huracán Katrina, esto llevó a una compensación económica para mudarse, generando así una excusa para la pérdida de expedientes médicos de Gypsy.

Según Gypsy crecía, su madre empezó a variar la fecha de su cumpleaños, para evitar que llegara a la mayoría de edad y mantener el control sobre ella. En 2011, Gypsy se escapó de casa para ver a un chico que le gustaba, esto no salió bien: al enterarse su madre la llevó a casa, rompió su ordenador y la ató a la cama. Durante los días siguientes Gypsy fue golpeada y se le negó la comida. Tiempo después, en 2015, Gypsy conoció a un chico por internet: Nicholas Godejohn. Se empezó a formar un vínculo entre ellos, causando que ella le contara todo por lo que había pasado. Al darse cuenta de todo lo que hacía su madre contra ella y que no podría ser libre, pidió ayuda a Nicholas para deshacerse de Dee Dee, pues ella quería demasiado a su madre como para hacerlo sola.

El 14 de junio de 2015, el plan se puso en marcha. Nicholas llegó a la casa y, mientras Gypsy se mantenía escondida en el baño con los oídos tapados, él apuñaló a Dee Dee diecisiete veces en la espalda. Las autoridades no tardaron en encontrar a la pareja en la casa de Nicholas. Él fue condenado a cadena perpetua mientras que Gypsy fue condenada a diez años de cárcel. Tras contar toda su infancia, hacerle pruebas y descubrir que ella no padecía ningún tipo de enfermedad, se determinó que Dee Dee Blanchard sufría síndrome Muchausen por poderes.

Aunque no es muy conocido, es un trastorno psicológico peligroso y presente en nuestra sociedad. El síndrome de Munchausen se caracteriza porque quien lo padece se inventa y autogenera enfermedades y problemas físicos, provocando así que se le preste más atención y se le proporcionen cuidados especiales. Esto lo hacen de forma consciente, con la intención de engañar al servicio sanitario, en algunos casos hasta el punto de generar la necesidad de ser ingresado.

El síndrome de Munchausen se encasilla en tres tipos similares pero distintos. Para empezar, está el Predominio de signos y síntomas psicológicos; es decir, solo son invenciones y enfermedades mentales, en las que no hay lesiones físicas. El Predominio de signos y síntomas físicos; en el que, al contrario que el anterior, solo presenta daños físicos, normalmente autoinflingidos. Y, por último, el Predominio de signos físicos y psicológicos; en el que presenta ambos casos, daños físicos y también enfermedades mentales.

Además de estos, existe el síndrome de Munchausen por poderes (by proxy). Su diferencia con los anteriores es que quien padece el síndrome siente la necesidad de cuidar a otro ser humano, lo que lo lleva a generar daños físicos y mentales a una persona que se encuentra bajo su cuidado, normalmente su hijo o hija, en vez de a sí mismo. Este fue el caso de Dee Dee Blanchard, la madre de Gypsy.

Tras la investigación de varios casos, se han identificado similitudes en la causa por la que se sufre el síndrome de Munchausen. Los principales motivos son los traumas infantiles, entre ellos el abuso sexual y el maltrato emocional o físico, en otros casos es porque la persona ha enfermado gravemente con anterioridad en su infancia, despertando así esta necesidad de ser cuidados. Algunos más comunes como padecer trastorno de la personalidad, depresión o tener una autoestima mucho más baja de lo normal. En casos extraordinarios, se ha llegado a generar el síndrome por un deseo irracional de estar relacionado con el mundo sanitario, es decir, médicos o centros médicos.

Es un trastorno difícil de detectar, puesto que los que lo padecen son expertos en ocultar esto. Lo más llamativo a la vista es su expediente médico, puesto que al no sufrir realmente las enfermedades o dolores que dice sufrir, su expediente médico es contradictorio y aparentemente no tiene sentido. También se puede ver cuando la supuesta enfermedad que padece no sigue un curso normal o parece no curarse con los tratamientos comunes, en algunos casos tampoco coincide con las pruebas médicas lo que hace saltar las alarmas.

El síndrome de Munchausen es una realidad poco conocida, y por eso es necesario darlo a conocer. Anteriormente se ha tratado el caso de Gypsy y su madre Dee Dee porque es el más sonado y el que, hasta ahora, ha llegado más lejos, puesto que además del grave sufrimiento de Gypsy, terminó con la vida de una mujer adulta. También se han dado a conocer los diferentes tipos que se pueden encontrar, las causas que pueden causar este síndrome y cómo es posible detectarlo para intentar tratarlo antes de que nadie salga herido. De momento no hay una forma clara de tratarlo, pero se ha visto que no hablar directamente del síndrome con el paciente y, al contrario, crear un entorno seguro para esta persona, ayuda. Si el paciente confía en su médico, este podría proponerle un tratamiento psicológico para la supuesta enfermedad que padece, tratando así el síndrome de Munchausen.

Sara Valderrama y Alejandra Caravantes- 3º ESO