Con el nombre de inmigración ilegal entendemos a todo aquel que accede a un país sin la autorización legal requerida o aquel que habiendo entrado legalmente, carece de la autorización pertinente para permanecer en él. En nuestro país la inmigración ilegal que entra por vía marítima en pateras o embarcaciones a las Islas Canarias ha aumentado un 96% en lo que lleva de año, en cambio el porcentaje de los que entran por vía terrestre a traves de Ceuta y Melilla ha disminuido en gran cantidad en cuanto a años pasados.
Detrás de las cifras, lo único que hay son personas que buscan salir de sus países de origen para alejarse de la pobreza, la violencia y los conflictos y obtener un buen trabajo que les proporcione una mejor vida. Pero, ¿qué les ofrecemos cuando llegan aquí?
Les ofrecemos prejuicios, discriminación y racismo. Muchos los consideran delincuentes, los ven como individuos que quieren quitarles sus trabajos. Les ofrecemos pocas soluciones políticas de nuestros gobernantes, cuya respuesta para estas personas sin documentación es una devolución a sus países o una libertad sin ningún tipo de apoyo, incluso llegan a mercadear con el número de inmigrantes que hay que repartir por los diferentes territorios, considerándolos simples números. Como ocurrió en Tenerife, donde trasladaron a un menor inmigrante, que ya estaba integrado, a Gran Canaria, para hacer sitio a otros menores que acaban de llegar a El Hierro, sin ni siquiera darle la oportunidad de despedirse de su clase.
Y la realidad es que somos un país envejecido, donde la natalidad disminuye año a año y que necesita mano de obra en muchos sectores, como la hostelería y la agricultura, y la inmigración nos puede aportar tanto a nivel de capital humano, aumentando la población en edad de trabajar, como a nivel de tolerancia, aprendiendo a respetar las diferentes culturas.
Los inmigrantes ilegales son personas que, al igual que nosotros, lo único que buscan es tener una mejor calidad de vida para ellos y para sus familias. Lo ideal sería ayudar en sus países de origen para que no tengan que abandonarlo, pero es una solución muy a largo plazo y complicada. Lo que sí podemos hacer de forma inmediata y lo que tendríamos que hacer como sociedad avanzada es proporcionarles formación y apoyo para que puedan integrarse en nuestro país, empezar a trabajar, poder alquilar o comprar una casa, pagar sus impuestos…, en definitiva ser como cualquiera de nosotros, con nuestros derechos y obligaciones.
María Chico – 1º Bachillerato