Generalmente, cuando un equipo atraviesa una racha de partidos en los que no ha logrado la victoria desde hace bastante tiempo o la afición no ve los resultados que espera, el principal señalado como culpable de la situación es el entrenador. En muchos casos, si la racha se mantiene o no se nota algo de mejoría en el juego, el entrenador puede llegar a ser sustituido. Este proceso podemos verlo en casos como el de Solari y Lopetegui en el Real Madrid CF.
Pero la duda principal es si la falta de gol, los malos resultados y el mal juego del equipo es culpa del míster. Sí es verdad que el máximo responsable del equipo es el entrenador, pero no tiene toda la culpa. Esto pasa en todos los deportes, pero en el que más se ve es en el fútbol debido a las grandes cantidades de dinero con las que cuentan los clubes, que facilitan las destituciones con mayor frecuencia. También es verdad que los jugadores se contagian y se adaptan a la forma de jugar de su entrenador y algunos de ellos no lo logran por completo o tardan mucho en acostumbrarse.
Pablo Machín es entrenador de fútbol profesional y ha vivido varios despidos de sus clubes por la cosecha de malos resultados. El más relevante es el del RCD Espanyol de Barcelona. Pablo llevaba una racha deprimente en los últimos partidos, dejando así al Espanyol en una posición no muy favorable en la tabla. Por ello, el club comunicó su salida. Además de no disponer del tiempo suficiente para ver los cambios en el equipo, Pablo contaba con la presión de los resultados. Los aficionados solo se preocupaban en obtener puntos para alcanzar puestos más altos en La Liga, dejando de lado la posible renovación en el juego de su queridísimo equipo. Y es que cuando las cosas no van del todo bien, lo que se debe reconducir es el juego y el plan del equipo. A raíz de la mejoría en el juego ya vendrán resultados más favorables, pero por el contrario, si te obsesionas con los resultados lo único que lograrás es tener una plantilla estresada porque lo que depende de ellos es el juego, no el resultado.
En ocasiones se gana jugando mal y se pierde jugando bien porque el resultado no se puede controlar, pero sí se pueden controlar el estado de ánimo del equipo, su concentración y el estilo de juego.
Abelardo terminó sustituyendo a Machín pero la gran diferencia es que él lo enfocó como un reto, no como un problema. Esto ya es otra forma de ver las cosas y da a entender que su principal objetivo será encontrar soluciones.
Situaciones similares se vivieron en el club merengue, un ejemplo de ello es lo que ocurrió en la temporada 2018/2019. Todo empezaba con Julen Lopetegui como seleccionador español y con el Madrid sin entrenador tras la marcha de Zinedine Zidane después de que cumpliera contrato en junio de ese año.
Julen fue contactado por el Madrid mientras que la selección estaba concentrada en el Mundial 2018. Tras todo el revuelo originado por su traspaso, la Federación Española le echó del cargo y fue sustituido por Fernando Hierro. Más tarde, Lopetegui aterrizó en Valdebebas y tras tan solo seis victorias en catorce partidos fue reemplazado por Santiago Solari que después de casi cuatro meses en el cargo y con veintiocho encuentros a la espalda terminó en la misma situación. Su salida del club blanco se debió también a la mala racha de partidos, ganando tan solo dieciocho partidos de esos veintiocho disputados.
Los cambios de entrenador en mitad de temporada no son lo mejor que les puede ocurrir a los jugadores, ya acostumbrados al planteamiento del anterior; porque para cambiar de mentalidad deben transcurrir unos cuantos partidos de transición. Algo positivo de esto es que, normalmente, cuando un nuevo míster llega al equipo los jugadores se ponen más las pilas y emplean más esfuerzo para hacerse con un hueco en el once inicial.
En conclusión, el hecho de que un equipo baje su rendimiento en los terrenos de juego no se debe por completo al entrenador. Si bien es cierto que los jugadores ejercen las instrucciones del entrenador y juegan en función de su estilo de juego, también existen otros factores que perjudican a los resultados.
Javier Álvarez Magallares 4ºESO D