5 de agosto de 1473
¡Bello! ¡Bello! El dulce aroma de la tinta llegó hasta mi rostro, no me lo podía creer, tras un largo trabajo y esfuerzo por fin lo había terminado. Mi primer dibujo a tinta y pluma, las lágrimas se me sobresaltaron, ¡bravísimo! me sentía cansado y exhausto pero pese a eso agarré mi obra y fuí a presumir de ella por todo el pueblo como si de oro se tratara. acaricié lentamente el lecho del valle con la mirada mientras bajaba por una tortuosa espiral de escaleras que conducía al pueblo.
11 de octubre de 1494
Hoy, como siempre, me he levantado con el dulce cantar de los pájaros cuando se me ha venido a la cabeza cómo sería volar como uno de ellos. ¿Qué sentirán al rozar las bellas nubes?
3 de enero 1495
Por fin, adorado diario, por fin he logrado mi hallazgo más deseado, un hallazgo que me hará tocar el esponjoso manto de las nubes y oír el agudo canto del aire pasar por mi cuerpo. Hoy, 3 de enero de 1495 yo, Leonardo da Vinci, he alcanzado mi sueño de poder surcar el mismísimo cielo.
20 de junio 1498
Escribo una vez más en este diario. El otro día caminando por el pueblo vi a un par de críos con un tirachinas intentando cazar a un pájaro y me pregunté cuánta potencia se requería para derribarlo. Tras varios minutos más de caminata me hice otra pregunta, ¿cuánta potencia se necesitará para derribar un elefante? Pensando en aquello, se me estremeció el corazón imaginando el sufrimiento de aquel animal, pero a la vez una reluciente chispa me iluminó la sesera. ¡Lo tengo! Me emocioné tanto que el sonido rebotó por todo el pueblo.
11 de octubre 1499
Llevo sin dormir varios días, siento que me voy a desplomar y aquella idea que se me ocurrió en el pueblo es la culpable. Por fin lo he terminado; he conseguido tal hazaña que hasta yo lo considero un avance que revolucionará la cacería y la guerra.
13 de octubre 1499
¡Qué feliz soy! Casi noto que podría recorrer el mundo entero de una sola zancada, hoy bajé al taller y empecé a trabajar. Mientras construía, notaba como el fino y delicado serrín se me metía en las uñas como si buscasen un cobijo en el que refugiarse.
6 de octubre de 1502
Hoy, paseando por Florencia, me he encontrado a una bella mujer cuyo nombre es Lisa Gherardini, tiene 24 años y está casada con el comerciante Francesco del Giocondo. Nada más verla me asombró el aura de belleza que desprendía, así que me di media vuelta y corrí hacia ella lo más rápido posible y le pregunté si podría convertirse en mi modelo. Me confesó que acababa de perder un hijo pero me dijo que tras recuperarse me mandaría una carta, pues le hacía ilusión y de pequeña soñaba con ser la musa de algún artista.
3 de marzo 1503
¡Qué ilusión! me ha llegado la esperada carta de aquella mujer que conocí en Florencia. Al leer el mensaje grité de alegría con los ojos llenos de lágrimas, había aceptado mi propuesta.
6 de mayo 1503
Por fin he empezado a pintar el cuadro de la hermosa mujer Lisa Gherardini. Cuando he empezado a pintar, como es habitual, el frescor de la tinta me ha abierto los poros de la cara y apenas podía sostener el pincel. Poco a poco me iba soltando y mis manos arrastraban el pincel por el lienzo como si estuviesen componiendo una partitura mientras mis ojos observaban como si se tratase de una ambrosía la cara de aquella joven.
5 de agosto 1506
Por fin he terminado el precioso y hermoso cuadro. Estoy tan emocionado que a la vez que escribo me quedo exhausto de las ganas que tengo de expresar lo que siento en este momento. En honor a la bella mujer que me ha concedido esta obra llamaré a mi pintura ‘La bella Lisa’, ‘la preciosa Lisa’ o mejor dicho ‘La mona Lisa’.
Pablo Álvarez Blanco. 3º ESO