La calle del Marqués de Cubas, cuya denominación data del 1 de junio de 1900, une la calle Alcalá con la Carrera de San Jerónimo. La calle del Marqués de Cubas tuvo anteriormente dos nombres. El primero de todos fue el de los Siete Jardines o de los Jardines debido a que a ella desembocaban las entradas a los jardines de varios palacios que tenían sus accesos principales en El Prado. La segunda denominación fue la calle del Turco, a consecuencia de que en el palacio del marqués de Auñón, localizado en esta calle, se alojó en el año 1649 a un importante embajador turco. El nombre actual de la calle, viene dado en honor a Francisco de Cubas y González, un arquitecto y hombre de negocios que murió en 1898. También fue alcalde de Madrid y recibió el título, otorgado por el Papa, de marqués de Fontalba.
La peculiaridad de esta calle se debe a que comunicaba el edificio del Congreso de los Diputados y el palacio de Buenavista y además formó parte de la ruta que el presidente del Gobierno, D. Juan Prim y Prats, tomó un 27 de diciembre de 1870 para volver a su casa. Este hecho, explicado más abajo, fue muy relevante en la historia de España. Por esas fechas, el general había conseguido que una nueva casa real se situara al frente del Estado, en la cabeza de Amadeo de Saboya. Pero al parecer no todos tenían los mismos intereses y había que frenar el cambio de la manera que fuese necesaria. Cuando el futuro monarca desembarcaba en Cartagena para dirigirse hacia Madrid, sucedió la tragedia.
Era una noche de perros en Madrid, y una gran nevada se apreciaba en la calle del Turco. Sobre las siete y media, el general pasaba por esta calle para dirigirse hacia su casa sin ningún tipo de escolta, tan solo él en su berlina de dos caballos. Prim estaba avisado de que su vida estaba bajo amenaza, sin embargo, él no atendió a las advertencias y no quiso cambiar el recorrido para llegar a su vivienda. Al entrar en la calle del Turco, se encontró con un carruaje atravesado impidiendo el paso. Entonces, unos hombres en la entrada de una taberna, avisados por una cerilla encendida por otro conspirador situado en la esquina de la calle Greda -hoy Madrazo-, cogieron sus trabucos y dispararon a discreción para herir de muerte al general mientras Amadeo de Saboya estaba llegando a España. Los autores de esta fechoría se salieron con la suya, aparentemente, matando al líder de la Revolución, y quedaron impunes.
Hoy en día se sabe que Prim no fue herido de muerte y que entró por su propio pie al palacio de Buenavista. También, que La Gaceta de Madrid tranquilizó a la población del mínimo efecto del tiroteo y que el general Serrano tomó el mando de la nación y de los quehaceres del palacio de Buenavista, mientras Prim estaba herido. Nadie entró en sus aposentos sin el permiso del general Bonito pero, inesperadamente, tres días después, Prim murió por esas heridas “supuestamente” no tan graves. Hace escasamente un par de años, un estudio con relativo rigor científico, ha revelado que Prim murió estrangulado. Aún así, hay otras hipótesis, como muerte por infección o sepsis, hemorragias, etc… Las fotos de la momia son expresivas y aunque se está intentando correr un velo sobre este tema, después de 142 años, el cadáver del general habla alto y claro dejando poco margen a la duda y poco campo ya para otras investigaciones.
Sandra Cruz Rosado – 2ºESO