Grupos ultras en el fútbol: ¿acabados o en auge?
El movimiento ultra o de animación en los estadios se inicia en España a finales de los años 70 y principios de los 80 con la creación de grupos con el fin de animar a sus equipos y crear un ambiente de festividad y alegría en los estadios. Esta corriente viene sucedida después del mundial celebrado en nuestro país en 1982 con el que se contagió este movimiento social de las barras bravas de América o de los fondos de animación de Europa. Pero, es bien sabido, que estos grupos siempre han estado muy politizados, sobre todo situados en las posiciones más extremas. En España, tenemos muchos ejemplos de peñas ultras de animación, como Ultras Sur del Real Madrid o Frente Atlético, ultras del Atlético de Madrid de ideología de extrema derecha y neonazi, por otro lado están los Bukaneros de extrema izquierda, fervientes seguidores del Rayo Vallecano, por poner ejemplos sin salir de la capital. Estos grupos fueron evolucionando hasta llegar a causar altercados e incluso tener asesinatos a sus espaldas. La mayoría de estos siguen existiendo, como Biris Norte (extrema derecha), Ultra Boys (fascista o neonazi) , Riazor Blues (extrema izquierda, independentista gallega), Herri Norte (extrema izquierda, independentista vasca) o Frente Bokerón (extrema derecha), entre muchos otros que siguen en activo. Ninguno de estos ha desaparecido o se les ha expulsado de los estadios, sino que han sido financiados por sus clubes con abonos más baratos o facilitándoles salas dentro del estadio para guardar su material, aunque causen problemas, como desórdenes públicos en sus propias ciudades; o a las que van como visitantes, además de propinar palizas o, como he dicho antes cometer asesinatos. Aunque sí hay claros ejemplos de clubes que despidieron a sus ultras de los estadios. Los casos más sonados, el de Ultras Sur, que tantos estragos formaban sobretodo durante los años 80 y 90, no solo dentro del estadio, sino por las calles, o por el trasporte público de Madrid, dando palizas o causando altercados con simbología nazi. El grupo fue expulsado del Bernabéu en el año 2013 tras tirarle un mechero al portero del Atlético de Madrid, Thibaut Courtois por aquel entonces. Esa fue la gota que colmó el vaso. Pero el grupo que hoy en día es minoritario sigue frecuentando bares donde se reúnen y hacen previas antes de los partidos en calles aledañas al Santiago Bernabéu, como la de Marceliano Santamaría, conocida como la de los ultras. Otros casos también sonados son los de la expulsión de Boixos Nois, seguidores del Barcelona, en el año 2003 del Camp Nou. Teniendo a Joan Laporta como presidente del club blaugrana, pionero en expulsar a un grupo ultra de su estadio; o los Ultras Yomus del Valencia que se fueron de Mestalla en 2019. Los numerosos altercados que han causado dentro y fuera de los estadios algunos de estos grupos ultras en las últimas semanas han saltado a la prensa y han estado en boca de personas que no han estado relacionadas con el fútbol, o incluso ha pasado a ser debate nacional. Varios son los ejemplos, como el del Frente Bokeron ,ultras del Málaga que campaban a sus anchas por las calles de A Coruña entrando en locales de los grupos del Deportivo de la Coruña y quemando contenedores o aterrorizando a los viandantes sin ser escoltados por la policía local, además esa misma tarde entraron a Riazor sin problema alguno, como si nada hubiera pasado esa misma mañana por las calles de la ciudad. Hace unas semanas los ultras del equipo belga Anderlecht obligaron a que los colegios de San Sebastián cerrasen una hora antes por los disturbios que pudieran causar estos violentos , que protagonizaron una vergonzosa imagen al tirar objetos al campo y destrozar la grada visitante, así como las calles de la ciudad que amanecieron llenas de basura y destrozos. Además los propios jugadores se acercaron a la grada durante y después del partido para hacerles entrar en razón, pero sin ningún resultado, ya que aplaudieron su mal comportamiento al finalizar el encuentro. Un último ejemplo es el sonado caso del último derbi que se celebró en el aquel entonces llamado Civitas Metropolitano ya que ha vuelto a cambiar de nombre. El problema sucedió por la suspensión del partido durante 20 minutos. Tras el lanzamiento de objetos al portero del Real Madrid desde el fondo y el caso omiso de este sector del estadio. Tras el continuo mal comportamiento de los ultras se tuvo que suspender el partido durante veinte minutos, siguiendo la normativa de arbitraje ante estos altercados en todo momento. Después de lo sucedido, al finalizar el partido los jugadores se acercaron a aplaudir a los violentos, acto que condenó la afición del Atleti respondiendo con silbidos. Es importante destacar que el grupo que se encuentra en el fondo sur del Metropolitano no es como mucha gente piensa el famoso Frente Atlético, peña que se disolvió alrededor del año 2013 tras los asesinatos de Jimmy y Aitor Zabaleta seguidores del Depor y Real Sociedad, hace unos años cuando el club todavía residía en el Vicente Calderón . Esta grada que hoy se autodenomina como Hooligans Atlético Fans conformada, eso sí, por antiguos militantes del frente, que participan en decisiones del club como la de poner la estatua de Luis Aragonés en los aledaños del estadio o como la vergonzosa aparición en un entrenamiento del equipo para amenazar y achacar a los jugadores sus malos resultados deportivos. La resolución de este caso ha sido el cierre del estadio por quince días, aunque no es la primera vez que esto pasa en las últimas temporadas. Estos incidentes violentos se repiten casi todos los fines de semana e incluso entre semana, protagonizados por ultras europeos o locales que viajan por España causando estragos. El auge de estos grupos es notable y sobre todo entre jóvenes que acuden a los extremos y lo mezclan con el fútbol, algo muy peligroso, ya que se fomenta la violencia y la delincuencia dentro
EL BALONAZO #10. Entrevista a Marta Arce y Sergio Rivera.
Álvaro Guerrra y Álvaro López. 3º ESO
El Balonazo #9. Entrevista a Carlos Gil e Isaac Avilés
Alvaro Guerra y Alvaro López. 3º ESO
Joyas devaluadas por el ansia del dinero
El mundo del fútbol, ese deporte que une a tanta gente y une los sueños y la realidad, ha sido testigo de la migración de numerosas «promesas» de un club a otro. Han cambiado a clubes que cuentan con un gran grifo de dinero, echando a perder su gran proyección futbolística. Pueden estar buscando nuevos retos, desafíos deportivos, cambiar de aires o, simplemente, buscan una mejora salarial. Esta última razón ha sido la que ha generado un gran debate en la comunidad futbolística: ¿es entendible que un jugador llegue a abandonar su equipo simplemente por unos ceros más en su cuenta? Todos reconocemos el fútbol como un negocio. Muchos clubes cuentan con increíbles ojeadores de talentos que encuentran jóvenes promesas en las que invertir una gran suma de dinero, y es entendible que estos clubes que se han gastado tanto, quieran obtener un retorno de esa inversión. Sin embargo, cuando lo único importante en un traspaso es el dinero, nos llegamos a plantear si se está poniendo en peligro la integridad de este bonito deporte. Uno de los principales problemas que conducen a estas decisiones es la falta de lealtad que estos jugadores tienen hacia su club o su gente. Los aficionados se sienten identificados con sus clubes no solo por los colores que visten, o porque sea el equipo de su ciudad, sino también por los jugadores que defienden esos colores en el campo. Cuando estos jugadores abandonan su club sin ningún tipo de consideración por los fieles seguidores que los han apoyado se crea un vacío emocional que puede ser muy complicado de llenar. Al final, esos sueños que les quedaban por cumplir se echan a perder simplemente por esos salarios astronómicos que les nublan la cabeza. Estos traspasos además perjudican tanto al propio club como al futbolista porque como todos sabemos, cuando se juega por dinero y no por amor al club, rendimos menos y encima, aparece esa falta de compromiso. Existen casos relacionados con lo mencionado anteriormente de jóvenes con un gran potencial que, debido a su inmadurez y el ansia de conseguir el mayor dinero posible, acaban echando a perder su carrera futbolística. Encontramos jugadores en Arabia como Gabri Veiga, un joven de 21 años, que se fue del club de su vida, el Celta de Vigo, al Al-Ahli Saudí, algo duramente criticado por Toni Kroos, jugador del Real Madrid. También encontramos el caso de Julián Draxler, campeón de un mundial con Alemania. Este jugador se sinceró en una entrevista en LinkedIn diciendo «mentiría si no dijera que el dinero fue crucial para irme a Qatar». Pese a estos ejemplos, no sería justo decir que todos ellos dejan de lado a su club por dinero. Afortunadamente, sigue habiendo jugadores fieles. Veo esencial la ayuda de organizaciones como UEFA, FIFA, federaciones nacionales… Pero, ¿cómo nos van a poder ayudar aquellos que se llevaron el mundial a Qatar o la Supercopa de España a Arabia? Al final, por todo esto, la verdadera esencia del fútbol se está echando a perder. Javier Álvarez Magallares – 2ºBTO
Vídeo resumen III Cross Infantil
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