Esta calle que se ubica en el distrito Centro, concretamente en el barrio de Embajadores y que une la Ribera de Curtidores con la calle de Arganzuela, ya que se sitúa en el corazón del mercado libre de la barriada de Lavapiés, es una de las menos conocidas, pero cuenta con una larga historia detrás. Aunque se encuentre, en la actualidad, con el nombre del Carnero, en el siglo XVII, concretamente en 1656, se conocía por el nombre de calle Nueva, solo que debido a dos relatos pasó a llamarse del Carnero.
La primera leyenda cuenta cómo todos los años los miembros del gremio de los aforadores, que era gente que sabía calcular el valor de las mercancías para luego postar por ellas, sorteaban un carnero a un precio que ellos consideraban justo en las fiestas de San Lorenzo.
Otra de las historias que se escuchan sobre ésta, consiste en otra leyenda más escalofriante de otra vía: la calle de la Cabeza. Este relato explica que un sirviente asesinó a su amo cortándole la cabeza, robándole también todas las pertenencias que tenía, para tiempo después huir a Portugal. Al tiempo, un sacristán descubrió el cuerpo del dueño de aquella casa, pero no hubo ningún rastro de su sirviente. Por eso, ese crimen quedó impune, es decir, sin posibles sospechosos y haciendo, así, que este suceso fuese olvidado para siempre.
Sin embargo, lo que nadie se esperaba era que el criminal volviera al lugar del crimen, en Madrid solo que disfrazado de caballero. Al dar un paseo por el Rastro que había ese día, se le antojó una cabeza de carnero para cenar. Después de comprarla, se la guardó en su capa. Debido a que estaba soltando un charco de sangre mientras caminaba de regreso a su casa, un policía le preguntó qué llevaba bajo su capa. Él, muy relajado, dijo que llevaba la cabeza de un carnero que acababa de comprar pero, al abrir la capa, no se encontró con nada más y nada menos que con la cabeza de su antiguo amo. La impresión fue tan grande, que él confesó todo el asesinato, y fue condenado a muerte en la horca que se había instalado reciéntemente en la plaza Mayor de la Villa.
Este mito sobre esta escalofriante vía es el responsable de poner el nombre a la calle del Carnero, ya que el misterio de la cabeza provocó tal sorpresa entre los vecinos, que decidieron dejar de acudir a las carnicerías que el gremio tenía en dicha calle. Ante esa situación, aquellos vendedores fueron hacia el Ayuntamiento cercano al Rastro para solicitar una callejuela nueva de forma que pudiesen comerciar.
Por este motivo, el Ayuntamiento trasladó esas carnicerías a un nuevo callejón y permitió, de esta forma, que los carniceros pudieran empezar con sus negocios, vendiendo así carnero en las charcuterías. El Ayuntamiento, al ver que la gente ya pasaba por ese callejón para comprar, decidió cambiar el nombre de la vía, por la del Carnero, apareciendo de este modo esta segunda historia.
Estas leyendas surgen hace mucho tiempo, pero poca gente las conoce realmente, puesto que nadie se ha enterado de que alrededor de esta calle, existen éstas. Cualquiera podría ser cierta, tanto un misterio escalofriante de cómo una cabeza de animal se convirtió en la de una persona asesinada varios años atrás, como cosas más singulares tal que una rifa en la que se vendían carneros. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que esta calle podría llegar a ser muy popular si se conociera bien la historia.
Hugo Retamal García – 2ºESO